Por allá del año 2021, Wolfmother sorprendió con un disco que apareció casi de la nada: Rock Out. No hubo disquera detrás, ni gran maquinaria de distribución, ni un ejército de promotores; fue un lanzamiento directo, crudo y sin adornos corporativos. Apenas media hora de duración, diez canciones que parecen hechas para sonar en vivo más que para buscar la perfección de estudio. Esa decisión le da un aire de inmediatez y honestidad: no hay relleno, no hay vueltas innecesarias, solo riffs filosos, coros sencillos pero pegajosos y una energía que recuerda a la época dorada del hard rock setentero.
El sencillo homónimo, “Rock Out”, es la carta de presentación más clara: riffs frontales, voz con garra y un espíritu rebelde que sabe a juventud eterna. Pero el álbum no se queda en un solo color; “Feelin Love” se siente como un guiño directo a Black Sabbath, con ese peso grave y oscuro que marcó escuela, mientras que “Only Way” se alarga un poco más y ofrece un respiro épico, casi místico, entre tanto golpe directo. Hay piezas veloces como “Metal & Fire” y otras más juguetonas como “Outside”, que curiosamente flirtean con un aire britpop inesperado, lo cual rompe la monotonía y muestra que Stockdale todavía tiene ganas de experimentar.
La mezcla y la ingeniería de audio cumplen un papel importante: sin llegar a lo pulido de una producción millonaria, logran dar claridad a las guitarras y mantener el bajo y la batería con presencia y fuerza, lo justo para que cada tema conserve ese filo rocoso. En conjunto, Rock Out se siente como un homenaje espontáneo a la raíz del hard rock, una descarga corta pero intensa, diseñada para escucharse de corrido y sin pausas. Es un recordatorio de que, aunque el tiempo pase y las modas cambien, siempre habrá lugar para un álbum que apueste todo a la electricidad de la guitarra y al poder de una buena canción.
2021 - Wolfmother - Rock Out
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